viernes, 16 de noviembre de 2007

¿Cómo controlar las emociones?


Inteligencia emocional

En si, ¿qué se entiende por inteligencia emocional? La inteligencia es la capacidad para resolver todo tipo de problema, la inteligencia no solo supone poder resolver problemas matemáticos si no, que también implica el conocimiento de uno mismo además de poder comprender y conocer a otras personas.

Poder decir que alguien posee inteligencia emocional significa que esa persona tiene la capacidad de comprender nuestras emociones, y además poder conducirlas para que mejoren nuestra calidad de vida.

Tener inteligencia emocional requiere de 5 capacidades:

1. Conocer nuestras emociones.
2. Saber manejar nuestras emociones.
3. Saber motivarnos, ser optimista.
4. Tener empatía, es decir reconocer las emociones de los demás.
5. Ser capas de controlar las relaciones que tenemos con los demás

Manejar nuestras emociones

Conocer nuestras emociones supone los siguiente, si nos enfadamos mucho con una persona nosotros debemos ser conciente de ese enfado, el hecho que seamos conciente de aquella situación nos da la capacidad de poder manejar y controlar aquella situación, en cambio si no nos damos cuenta de aquella emoción podemos reaccionar bruscamente frente a la persona que nos ha hecho enfadar.

Tener conciencia de nuestras emociones nos permite aplicar aquella inteligencia en situaciones emocionales.

Saber manejar nuestras emociones no supone eliminarlas, si no poder encontrar un equilibrio entre lo negativo (Rabia) y positivo (Alegría), esto no se trata de no enfadarse nunca, si no que poder enfadarse con las personas adecuadas, en un grado exacto, en el momento que toca, y de una manera justa y correcta, poder conseguir esto es muy difícil y para ello es necesario poseer inteligencia emocional.

Si somos capaces de controlar nuestras emociones, también podremos ser capaces de no bloquear los que realizamos frente a una emoción determinada.

Si logramos este anhelado equilibrio, también permitimos que aparezca en nosotros otras capacidades más racionales.

Podemos ser capaces de controlar nuestras emociones y así poder conseguir emocionarnos nosotros mismos, ser más optimistas. Ser positivo ante algo nos hacer reaccionar con mas flexibilidad, y también podemos encontrar con mayor facilidad soluciones a los problemas, tanto intelectuales como personales.

Ver las cosas de manera positiva o negativa puede llegar a influir mucho en nuestra vida cotidiana , por ejemplo una persona optimista considera que los fracasos se deben al algo lo cual se puede cambiar, lo que lleva que estar persona lo vuelva a intentar y así poder salir triunfante ante una situación determinada, en cambio una persona pesimista se hecha la culpa de sus fracasos , atribuyéndolo a una característica de ello lo cual no se podría modificar, el optimista tiende a tener una respuesta activa y esperanzada en cambio los pesimista reaccionan pensando que no hay nada que se pueda hacer.

Un ejemplo de la importancia del optimismo lo encontramos en Thomas Edison, el inventor de la lámpara eléctrica. Se cuenta que el realizo mas hasta 900 intentos antes de llegar a su descubrimiento. Cuando iba por el 500, uno de sus ayudantes estaba ya cansado y desanimado y empezó a ponerse bastante nervioso, ¿Qué crees que Edison le dijo para tranquilizarle?,
Piensa que hasta el momento no hemos fracasado, sino que hemos aprendido 500 maneras de cómo no debemos hacer nuestro trabajo.

Para más información:




Por Paula Torres.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El Apego: La formación del vínculo

Las relaciones se aprenden de manera implícita a base de ciertos esquemas y estos a su vez se aprenden de acuerdo a la experiencia, es decir se transforman en una forma de vivir. Durante el curso de la evolución, el ser humano siente atracción hacia determinadas cosas en especial la gente y lugares con los cuales nos hallamos familiarizados. Por otro lado también sentimos rechazo por situaciones ambientales, que nos dan indicios naturales de peligro como suelen ser la soledad y lo desconocido.

En los niños, el apego es la base de su desarrollo, se define como la relación emocional estrecha entre madre/padre con su hijo, es decir la fuerza del vínculo. A la base del apego hay una emoción y obviamente hay que destacar que dicho vínculo se construye en la interacción entre los padres y el niño desde el momento de nacer. Es importante mencionar también, que esta estrecha relación al fin y al cabo es una manera de fomentar la dependencia del pequeño, pero que es totalmente normal y necesaria.
El apego es la base de las relaciones futuras que tendrán los niños, actúa como un patrón, pauta o esquema, el cual de modo implícito llevará al niño a manejar diversas relaciones sociales de la mejor forma.

Hay que mencionar también, que esta situación influye de manera significativa en el rendimiento académico de los menores, ya que de dicha relación dependerá la voluntad que tendrá el niño para realizar ciertas cosas. Por ejemplo, si desde pequeño no desarrolló una buena relación afectiva con la madre o padre y no siente un apoyo mínimo, esta más que claro que la voluntad que presentará al momento de realizar alguna tarea o actividad será de notable deficiencia. Al no tener ayuda, ni sentir cariño, el menor no sentirá la necesidad de hacer bien las cosas, ya que tiene la sensación de que no le importa a nadie, además de que los padres nunca se preocuparon de enseñarle ni ayudarle en lo escolar. En cambio, si nos fijamos en un niño que si ha vivido una situación de apego desde pequeño, podemos darnos cuenta que el rendimiento académico es notablemente superior, ya que los padres se han preocupado siempre de estar con él, enseñarle las cosas básicas para un buen desarrollo, de hacer las tareas con él y sobre todo demostrarle cariño y apoyo.

Mary Ainsworth, destacada psicóloga de Ohio, lo define como aquellas conductas que favorecen ante todo la cercanía con una persona determinada. Entre estos comportamientos figuran: señales (llanto, sonrisa, vocalizaciones), orientación (mirada), movimientos relacionados con otra persona (seguir, aproximarse) e intentos activos de contacto físico (subir, abrazar, aferrarse). Es mutuo y recíproco.

Ainsworth elabora un instrumento denominado “situación extraña”, con el objetivo de evaluar la manera en que los niños utilizaban a los adultos como fuente de seguridad, desde la cual podían explorar su ambiente; también la forma en que reaccionaban ante la presencia de extraños, y en los momentos de separación y reunión con la madre. La prueba consta de ocho episodios de tres minutos de duración cada uno. Previamente a su aplicación, se brinda la información adecuada y precisa sobre la misma, tanto a la madre como a la "persona extraña".
Ainsworth distinguió a raíz de ésta prueba tres tipos de apego según la respuesta del niño:

*Niños con apego seguro: Está enfocado a la sensibilidad materna, cuando tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. En el dominio interpersonal, tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo.

*Niños con apego ansioso - evitante: Se asocia con madres que maltratan a sus hijos, ya sea de manera física, verbal, a través de la indiferencia o por una inhabilidad psicológica. Este tipo de apego no seguro, se caracteriza por carencias nutricionales y/o emocionales que derivan en una pérdida de peso y un retardo en el desarrollo físico, emocional y social.

*Niños con apego ansioso – ambivalente: Los niños ambivalentes son aquellos que buscan la proximidad de la figura primaria y al mismo tiempo se resisten a ser tranquilizados por ella, mostrando agresión hacia la madre. Responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de los primeros.

El apego tiene mucho que ver con la autoestima, la que a su vez se relaciona con la perseverancia. Por lo tanto podemos decir que es un asunto totalmente vinculado con la familia y que depende exclusivamente de las interacciones que se den entre los cuidadores y el pequeño, estamos frente a una situación de especial confianza, ya que el amor es lo que lleva al niño a confiar y de los padres depende que esto tenga un normal desarrollo.


Para más información, aquí van algunas páginas de apoyo.




Por Eva Cuevas.

¿Qué es el temperamento y cómo se presenta en los niños?


Como todos sabemos los niños tienen un conjunto de características, capacidades y habilidades que lo hacen ser de tal forma y no otra, las que están dadas por su biología y por el entorno, como todo ser humano.
Una de estas características es el temperamento que esta definido como la disposición característica de un individuo o estilo propio para enfrentar y reaccionar ante otras personas o situaciones. Este es considerado como la base biológica del carácter.
El temperamento fundamentalmente esta dado por la herencia y se potencia con la acción diaria que un individuo desarrolla en su entorno, este debe ajustarse o adecuarse para así permitir la convivencia con su entorno.


En psicología, el temperamento es la naturaleza general de la personalidad de un individuo, basada en las características del tipo de sistema nervioso.
Con respecto a ¿cómo se presenta en los niños?, se puede decir que se distinguen tres patrones de temperamento en ellos que corresponden a los niños dóciles, difíciles e indecisos que a continuación pasare a definir:

*Niños dóciles: Son aquellos niños que por lo general tienen un temperamento feliz, con estados de ánimo de intensidad leve a moderada, se caracterizan por ser positivos, aceptar las frustraciones con poca perturbación y por responder bien a la novedad y a los cambios que se producen en su entorno, tienden a simpatizar incluso con extraños. Por ejemplo aceptan con facilidad nuevos alimentos, tienen un horario regular para comer y dormir.

*Niños difíciles: Se caracterizan por su temperamento irritable, por sus estados de ánimo intensos y con frecuencia negativos, es decir así como lloran exageradamente lo hacen con la misma intensidad cuando ríen, son niños inquietos y se distraen con frecuencia, reacciones con pataletas ante la frustración. Estos bebés son usualmente de sueño ligero, y requieren demasiada atención de sus padres.

*Niños indecisos: El temperamento de estos niños es suave, tienen reacciones ligeramente intensas tanto positivas como negativas, desarrollan gradualmente el agrado por los nuevos estímulos tras exposiciones repetidas y carentes de presión, es decir dudan respecto a la aceptación de las nuevas experiencias, toman la vida con precaución.

Para concluir cabe señalar que es necesario que los padres tengan en cuenta que temperamento tienen sus hijos para que esto les facilite el cuidado de ellos, para saber como reaccionar ante las conductas que ellos tienen en su diario vivir.
Principalmente deben tener en cuenta que cada niño tiene su propio temperamento, por ende no pueden pretender que si tienen mas de un hijo todos ellos respondan de la misma forma ante los estímulos que se presenten en su entorno, ya que no necesariamente sus temperamentos serán iguales, aunque esto no significa que algunas de sus actitudes o comportamientos se parezcan a sus demás hermanos.


Es importante que los padres tengan expectativas realistas en cuanto a sus hijos, lo que implica tener en cuenta el temperamento del niño en cuestión.

Bibliografía:
Desarrollo humano (Octava edición) Diane E. Papalia

Links: www.guiainfantil.com/educacion/comportamiento/indice.htm

www.schwablearning.org/espanol/articulos.aspx?r=15



Por Constanza Fierro.